sábado, 5 de enero de 2019

CONTACTO DE DUALIDAD CAUTIVANTE




Me adentré a está obra maestra por alguna dirección insospechada, guiada por la curiosidad. La admiración me saboteo y me brindó un despertar único. Este film reza y construye la inmensidad. Olfatear esas sensaciones de lo desconocido y lo colosal, de pasión y la obstinación, devora aceptación y amplía emotividad.


Del fondo de ese guión corre lo que tras siglos ha sido un tema que ha marcado brechas, un antagonismo tan frío pero a la vez antítesis disfrutable. La dualidad entre lo Científico y lo Religioso.
Se disfruta como se desenvuelven esas esferas, como forman parte de decisiones tan vitales, como los desarrollos tan ineludibles en veces se vuelven eludibles pero a la vez cada quien a su par, mas cercano, en veces menos dúctil, incorrespondientes, donde cada uno parece inadecuado, siempre se generan los fenómenos.


Ese magnifico viaje entre direcciones cuánticas, entre energía electromagnética, entre materia oscura, gases y polvo interestelar, entre nebulosas y agujeros de gusano generan un impacto de belleza nuclear a la vista. Siempre se mantiene esa curiosidad hacia las vastas dimensiones de nuestro universo. Una buen dirección de Zemeckis y la música de Silvestri acoplan toda esta estructura magnífica.